viernes, 4 de noviembre de 2011

Panic Shá

Bueno, primeramente, querríamos hablar del tío, de ese tío, ¿ese que llevamos adentro? No lo sabemos, cómo saberlo. Pero Dios quizá lo sepa. Quizá. Quizá no. Motherfuckerísticamente nos vamos, por la ventana, hacia el Sol, un sol que nunca podemos tocar, ni alcanzar, even ejecutar. Y por ahí estamos, vagando, compincheando con cualquiera, cerdos que se nos cruzan, con malévolos dopes y bichos de garzos blancos. Galtieri por ahí pasaba. Y lo escupían. "¿Por qué?" Vos sabrás, por hijo de puta, será, ¿no? Puterísticamente la mente se nos aferra a la idea de la supervivencia, y como "maricas" buscamos refugio en el que la tenga más grande (la casa). O las fosas nasales. Entramos a un mundo verde que no nos pertenece, gángleos nos cobran la entrada, se creen los patovicas de nuestra suerte amaestrada. Y nos cebamos. Queremos tabaco. Queremos polillas en su salsa. Matamos y morimos por más. ¡Vamos! Y así la pelea continúa. El mosquito de nuestro cerebro nos ordena matar clones y subzeros para alcanzar la energía máxima del Yogurísimo existencial de la palabra. Y así nos va. Como el orto; lindando la muerte. Probando la suerte, y el suéter, y la peluda zanja del volcán de hielo, así nos encontramos: aislados, solos, en conjunto, en este mundo de seres irrepetibles, horribles e irreprochables. Irreprochables de estúpidos. Consumistas hasta el vómito, masoquistas hasta la garchada orejal, y penitentes hasta el punto de secuestrar a su alma y guardarla bajo la tutela del faro del fin del mundo del abracadabra. Y así nos va. Te digo. Te digo y te miro, y me voy, corriendo por la autopista de los peajes infinitos en mi corazón de autobús, de anaquel sin destino. Como vos, una ceja sin lugar a donde ir, en tu GTA San Andreas de la vida, eso a lo que vos y solo vos llamás vida. Roña.

1 comentario:

hablá, expresate (o te busco).dale no temas